MALESTAR EN LA FAMILIA – PIPOL 12

MALESTAR EN LA FAMILIA – PIPOL 12

Si hay una evidencia del Malestar en la civilización de nuestro tiempo, es la de las familias. Como la figura del padre, la familia ya no es la misma. Bajo una apariencia a veces tradicional, es objeto de importantes modificaciones y se presenta bajo formas diversas y extremadamente variadas: disgregada, reconstituida con hijos de uniones diferentes de cada cónyuge, monoparental, homoparental o incluso triparental. Ahora que la ley ha puesto en tela de juicio códigos de la familia que definían al padre, necesariamente, como el de todos los hijos nacidos dentro del matrimonio, se producen sin cesar invenciones destinadas a armar cada uno, cuando es preciso, su forma de hacer familia. Esta redistribución de los papeles ha afectado principalmente al representante paterno; sin duda, se quería preservar algo del patriarcado, aunque este apenas resiste bajo los golpes combinados del discurso de la ciencia y del capitalismo.

La familia es la primera institución humana; por tanto, es simbólica y no natural. “Pensar en la familia como una institución natural es una tentación, ya que este tipo de vínculo existe en los animales […]”[1]. Si la familia se encuentra en la raíz de la institución humana, podemos inferir que es también el punto de partida de todas las demás, en particular de las instituciones asistenciales. Sustitutas o prolongaciones de la familia, las instituciones no pueden eludir el trabajo con las familias. Pueden distanciarse del ideal familiar apoyándose en la clínica del sujeto, pero no separar a este último de su Otro primordial, vehículo de su lengua, cuya encarnación siempre surge de la familia por reducida o ausente que esta sea.

En su texto “Asuntos de familia en el inconsciente”, Jacques-Alain Miller actualiza la definición de la familia actual. La familia ya no tiene su origen en el matrimonio, sino “en el malentendido, el desencuentro, la decepción, el abuso sexual o el crimen […]. La familia está formada por el Nombre del Padre, por el deseo de la madre, por los objetos […]. La familia está unida esencialmente por un secreto, está unida por un no-dicho […] es siempre un secreto sobre el goce: ¿de qué gozan el padre y la madre?”[2] .

En consecuencia, la familia es también el lugar privilegiado donde se expresa el Malestar en la civilización [3]. Si bien la familia se funda para satisfacer a Eros, el desencadenamiento de Tánatos la somete a su yugo a través del superyó, como ocurre con toda creación humana. En su gran texto sobre los complejos familiares, Jacques Lacan ya anunciaba la desaparición programada de la familia paternalista[4] y subrayaba que el complejo de Edipo le estaba irremediablemente unido. J.-A. Miller señala también que los complejos familiares, tal y como los desarrolla Lacan, son una prefiguración de su estructuralismo[5]. Sin la familia paternalista, lugar de formación del inconsciente estructurado por complejos, es previsible la desaparición progresiva del Edipo y de las neurosis clásicas. La nueva definición del inconsciente, propuesta por Lacan en 1957[6], “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”, permite salir del impasse de la novela edípica desarrollada por Freud.

 

El malestar en la familia se refleja en numerosos síntomas en los niños y adolescentes: lo demuestra el recurso cada vez más frecuente a los psi para tratar las dis, así como la violencia y la toxicidad reinantes entre los adolescentes, por no hablar de las numerosas denuncias de acoso y abusos sexuales. El reverso de este abordaje clásico consistirá en cuestionar de qué participan los adolescentes y los niños de hoy cuando se alzan contra las estructuras de la familia haciéndolas añicos. Y, por tanto, precisar cuál puede ser el lugar del psicoanalista en el encuentro con estos jóvenes sujetos y sus nuevos modos de ser.

El significante amo del amor rige la formación y la separación de las parejas y, en consecuencia, de las familias, pero el precio de esta libertad compartida, que ya no pensaríamos en impugnar, es muy alto para las familias. Mientras que antes predominaba la promesa de un compromiso, con sus connotaciones morales, y en otros lugares podía imponerse el confinamiento en un orden férreo bajo el paraguas de la moral religiosa, la errancia del amor arrastra hoy a las parejas y a su descendencia, siguiendo el capricho de las disputas y de la división de los bienes. Formar una familia en la actualidad significa inventar nuevas formas de forjar vínculos, de vivir juntos, de arreglárselas con un espacio y un tiempo más transitorios que nunca.

Pero también coexisten en nuestras metrópolis familias que no han experimentado los efectos de las transformaciones derivadas de la oposición liderada por los jóvenes, las luchas por la igualdad entre los sexos, etcétera. Provienen de distintas partes del mundo y funcionan con estructuras tradicionales, a menudo estrechamente vinculadas a prácticas religiosas. En esta gran heterogeneidad y diversidad que nuestra sociedad ha permitido desarrollar como resultado de la globalización y de la apertura a los otros, al Otro diferente, nos encontramos con que los sujetos se debaten a menudo entre dos discursos del amo: el de su familia y el de los valores que atraviesan la sociedad, por ejemplo, el discurso woke.

Hoy en día, la angustia es el síntoma predominante en lo relacionado con la familia. Suplanta en gran medida a los síntomas corporales y al sentimiento de culpa. Lleva a muchas personas a decidir no formar una familia, al sentirse impotentes para afrontar el futuro. No saben dónde encontrar apoyo ante los retos a los que se enfrenta nuestra sociedad cuando intenta regular todo lo que el goce de los humanos sigue produciendo en forma de residuos invasivos y estallidos de guerra.

 

La introducción de lo que podríamos llamar un Otro ilimitado (internet y sus aplicaciones), desregulado (que tiene sus códigos propios y escapa a la legislación que se esfuerza por regular su uso) y omnisciente (las inteligencias artificiales) en el corazón mismo de las familias contribuye a la desorganización de los vínculos. Hiperinformados, desinformados, constantemente en vilo ante las noticias del mundo, los sujetos tienen que lidiar con un goce ilimitado con pocos recursos para enfrentarlo. Esta herramienta, como todas las creaciones humanas, es vehículo de lo mejor como de lo peor y tiene un impacto directo en el Malestar en la familia.

 

Pero la familia es también cada uno de sus miembros – abuelos, padres, hijos, primos, etc. – tomados uno por uno, con lo que cada cual pone en juego de su propia neurosis o locura, que unas veces puede apaciguar y otras veces conducir a lo peor.

 

PIPOL 12 será la ocasión de estudiar lo que significa hoy este concepto de familia, lo que contiene, o no, en la nueva configuración de las familias, en la cual la aceleración en los cambios de los vínculos sociales no deja de manifestarse en las demandas y las modalidades de una clínica que se está inventando y que constatamos en nuestra práctica.

 

[1] Jacques-Alain Miller, «Affaires de famille dans l’inconscient», Enfants terribles et parents exaspérés, Institut psychanalytique de l’enfant du Champ freudien, París, Navarin éditeur, 2023, p. 161.

[2] Ibid., p. 163. N. d. T.: La traducción es nuestra.

[3] Freud consagra un capítulo en su ensayo “El malestar en la cultura”, Amorrortu editores, 2009, 97-104.

[4] Es así como Jaques Lacan la califica en su texto “Los complejos familiares en la formación del individuo”, (1938), Editorial Argonauta, 2020, p.83-85.

[5] Miller, J.-A., (1989), “Lectura crítica de ‘Los complejos familiares’ de Jacques Lacan”. Freudiana, 47.

[6] Lacan, J., “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud”, Escritos I, Ediciones Siglo XIX, 1992, p. 473-509.

Mental n°49 – Maladies de la mentalité

Mental n°49 – Maladies de la mentalité

Résumé :

Les maladies de la mentalité se distinguent des maladies mentales sérieuses, telles que Jacques Lacan les qualifiait. Elles concernent ces « fous normaux qui constituent notre ambiance », ces inclassables qui échappent aux catégories psychiatriques classiques. Elles ne forment pas pour autant une nouvelle entité diagnostique, mais un concept qui nous permet de saisir une série de phénomènes qui, du fait du déclin de l’ordre social traditionnel, prennent de l’ampleur dans la clinique contemporaine : errance, quête identitaire, hypertrophie de l’image et du narcissisme, fascination pour le monde virtuel et les développements de l’intelligence artificielle.

Présentation :
Notre maladie de la mentalité

 En introduisant, aux Journées de l’École freudienne de Paris en 1976, le terme de « maladies de la mentalité », Jacques-Alain Miller a épinglé un fait clinique essentiel, dont nous n’avons pas fini de tirer des enseignements. À partir des dits d’une jeune femme rencontrée par Lacan dans le cadre de ses présentations de malades, il propose de distinguer les maladies mentales dans lesquelles le sujet a affaire à un Autre complet, et qui sont de ce fait marquées par la certitude, de celles de ces êtres qui « n’ont pas été convenablement agrippés par le symbolique, et [qui] en gardent un flottement, une inconsistance [i] ». Les maladies de la mentalité permettent de rendre compte d’une série de phénomènes qui se déploient dans le registre imaginaire, chez des sujets pour lesquels l’inscription première dans le discours de l’Autre a fait défaut. Elles annoncent des remaniements de la doctrine analytique, ouvrant la voie, notamment, à la psychose ordinaire que J.‑A. Miller conceptualisera des années plus tard.

Cependant, la portée de cette formule s’étend au-delà du champ des psychoses. La dimension du mental, qui permet « l’adéquation du physique au monde [ii] », existe chez tous les êtres doués de sensibilité. Chez les êtres parlants, en revanche, le langage et le narcissisme s’interposent, perturbant le mental et l’adaptation au milieu. Parce qu’ils croient être les auteurs de leurs paroles et de leurs pensées, parce qu’ils imaginent posséder leur corps, la mentalité des parlêtres les situe comme foncièrement débiles par rapport au réel. « Je suis un peu un théâtre de marionnettes [iii] », constate avec lucidité Mlle Boyer. Ne dévoile-t-elle pas là ce qui est notre lot à tous ?

Si nous sommes tous affligés d’une mentalité, ceux qui en sont malades nous montrent que le symbolique, seul, « ne donne pas au sujet de tenir ensemble [iv] », et que c’est le corps qui donne sa consistance mentale au parlêtre [v]. Lorsque quelque chose cloche dans ce rapport corporel, cela n’est pas sans conséquences sur la possibilité de s’identifier, d’éprouver des affects, et de s’inscrire dans le lien social. Dans la mesure où notre temps est celui de l’inexistence de l’Autre, ces phénomènes en viennent à prendre de l’ampleur dans la clinique contemporaine. La psychiatrie, qui depuis longtemps se fourvoie dans un nouvel organicisme, échoue à diagnostiquer et traiter ces sujets qui se présentent comme des inclassables – bien qu’ils viennent souvent avec leurs autodiagnostics. La rencontre avec un analyste est un recours, si celui-ci prend acte de ce que la maladie de la mentalité ne prend pas la parole au sérieux [vi] et parvient à l’élever au-delà du bavardage.

Les maladies de la mentalité nous aident aussi à éclairer certains faits de l’époque. Le déclin de l’ordre social traditionnel, de ses interdits et de ses idéaux, accentue les effets d’égarement et d’errance. Les individus se retrouvent davantage aux prises avec leurs modes de jouissance, qu’ils tentent alors par eux-mêmes d’inscrire dans un discours afin de pouvoir s’insérer dans le lien social. On assiste ainsi, d’un côté, à une hypertrophie de l’image et du narcissisme, et de l’autre à la recherche de nouvelles nominations, qui peuvent virer à la quête identitaire et se rigidifier au sein de communautés plus ou moins éphémères. Ceux qui peinent à s’insérer dans un discours peuvent être conduits à se fondre dans une masse, à adopter la mentalité du troupeau. Enfin, la fascination pour le monde virtuel et pour les développements de l’intelligence artificielle ne signe-t-elle pas que le parlêtre rêve d’être débarrassé de sa mentalité, préférant désormais s’en remettre à la machine, qui lui apparaît comme le meilleur « exemple de la santé mentale [vii] » ? Fantasme d’une pensée enfin pure, débarrassée de la dysharmonie qu’elle entretient avec le corps, que la persistance de notre maladie de la mentalité vient démentir.

Alice Delarue

[i] Miller J.-A., « Enseignements de la présentation de malades », La Conversation d’Arcachon. Cas rares : les inclassables de la clinique, Paris, Agalma / Seuil, 1997, p. 289.
[ii] Miller J.-A., « Santé mentale et ordre public », Mental, n3, janvier 1997, p. 24.
[iii] Lacan J., « Présentation de Mlle Boyer », in Miller J.‑A. & Alberti C. (s/dir.), ?, hors-série. Lacan Redivivus, Paris, Navarin, 2021, p. 119.
[iv] Miller J.-A., « L’orientation lacanienne. Pièces détachées », enseignement prononcé dans le cadre du département de l’université Paris 8, cours du 1er juin 2005, inédit.
[v] Cf. Lacan J., Le Séminaire, livre xxiii, Le Sinthome, texte établi par J.‑A. Miller, Paris, Seuil, 2005, p. 66.
[vi] Cf. Miller J.-A., « Enseignements de la présentation de malades », op. cit., p. 304.
[vii] Miller J.-A., « Santé mentale et ordre public », op. cit., p. 25.

Points forts :

. des textes d’orientation qui articulent les avancées théoriques du dernier enseignement de Lacan et la clinique contemporaine

. des textes qui éclairent, grâce aux concepts analytiques, certains phénomènes qui traversent notre époque : prédominance de l’image, recherche de nouvelles nominations qui peuvent virer à la quête identitaire et communautaire.

. deux interviews riches d’enseignements : un entretien avec Paul Bercherie, psychiatre et psychanalyste, qui apporte une perspective essentielle sur la crise du diagnostic psychiatrique, ainsi qu’un entretien avec le linguiste et spécialiste de l’intelligence artificielle Thierry Poibeau, qui amène des éclairages sur la tentation actuelle de s’en remettre à la machine pour être enfin débarrassé de la mentalité humaine.

. un aperçu de la façon dont la littérature classique et contemporaine, ainsi que le théâtre et le cinéma, traitent du thème de l’errance et de l’égarement

Sommaire

— Éditorial

Notre maladie de la mentalité, Alice Delarue

— De l’adoration du corps au corps dérobé

« Ah quel est ce corps tout à coup dont elle se sent pourvue ? ». Actualité du Ravissement de Lol V. Stein, Virginie Leblanc-Roïc

Solution genrée à la maladie de la mentalité, Inga Metreveli

Avoir un corps : du miroir à la consistance mentale, Paula Galhardo Cépil

— Rencontre avec Paul Bercherie

Les apories du diagnostic psychiatrique

— Débilité et psychose ordinaire

De l’idiotisme à la débilité mentale, de Philippe Pinel à Jacques Lacan, Mathieu Siriot

La psychose dans l’enfance : entre la mentalité et l’ordinaire, Silvia Elena Tendlarz

Il faut un dire pour que cela tienne, Enric Berenguer

La psychose ordinaire est-elle une maladie de la mentalité ?, Jean-Claude Maleval

Comment la débilité peut-elle exister ?, Pascal Pernot

— Le recours à l’analyste. Cas cliniques

Retenir le ballon, Lieve Billiet

Un peintre, Araceli Fuentes

« Je bredouille », Un cas de débilité en institution, Alessandro Siciliano

Un corps en crise, Raquel Da Matta Beauvais

Explorer la matière langagière, Ariane Fournier

— Masses, troupeau et non-dupes

L’être dans le troupeau, Guy Briole

Les bourreaux nazis, une mentalité ordinaire ?, Clément Fromentin

La mentalité, le S1 et la certitude, Laurent Dupont

Trois manières d’être malade, Clément Marmoz

— Rencontre avec Thierry Poibeau

Les troublants artifices de la machine

— Mentalité ex machina

La débilité mentale à l’ère de l’intelligence artificielle, Miquel Bassols

La machine est-elle l’avenir de l’homme ?, Cécile Wojnarowski

« Je fonctionne comme un smartphone », Vicente Palomera

— Arts de la mentalité

Le brave soldat Švejk : une métaphore de la débilité ?, Théodora Pavlova-Cullard

Les métamorphoses d’Opale, Sur Le Caméléon d’Elsa Agnès et Anne-Lise Heimburger, Eva Carrère Naranjo

Un long travelling arrière ou Sue perdue dans Manhattan, Anne Ganivet-Poumellec

Tout sauf le vide, Hélène de La Bouillerie

Religieux, corps et mentalité, à propos de Dans les yeux de Tammy Faye, Laura Ceccherelli

— Événement

« Lacan, l’exposition » : l’art interprète la psychanalyse, Dominique-Paul Rousseau

3ª jornada del CERA, ¿Autismo para todos?

3ª jornada del CERA, ¿Autismo para todos?

El 23 de marzo de 2024 tuvo lugar el 3ª jornada del CERA en el Palacio de Congresos de París Versalles en Issy-les-Moulineaux bajo el título ¿Autismo para todos?

Tuvimos el placer de recibir a 530 personas en presencia para los trabajos clínicos y teóricos, así como los vívidos testimonios de Mireille Battut, presidenta de «La mano a la oreja» y de Anne-Cécile Nackaerts quien participó en el libro de Déborah Allio dedicado a Briac, su hijo autista[1]. Durante la jornada fueron discutidos en profundidad cuatro casos clínicos por dos discutidores a los que se añadió Eric Laurent que fue nuestro hilo conductor de los casos de la jornada. Subrayó especialmente las capacidades de lenguaje muy elaboradas que demostraba un sujeto autista, manejando el secreto y la injuria de una manera particular, aun cuando se presentaba con grandes dificultades de socialización y logros escolares precarios. Las discusiones permitieron mostrar hasta qué punto los sujetos autistas son trabajadores decididos para mejorar su relación con el mundo y regular mejor el goce que los invade. El comienzo de la tarde dio lugar a la exposición de los trabajos de investigación de Eric Laurent que versaba sobre «la no-réson y la topología en el autismo» y de Jean-Claude Maleval. La contribución de este último sobre el caso de Albert Einstein permitió, mediante un argumento sólido que ilustraba bien el rigor clínico del enfoque analítico, refutar su supuesto autismo regularmente recogido en las redes sociales. El texto de Jean-Claude Maleval fue leído, tal como nos lo había propuesto, ya que un caso de fuerza mayor nos privó en el último momento de su presencia. Yves-Claude Stavy aceptó sustituirlo para una fructífera discusión de los dos textos.

Presentada por la presidenta de la ECF, Anaëlle Lebovits-Quenehen, que dio una fuerte perspectiva política a nuestra orientación, la jornada concluyó con unas palabras de Jérôme Lecaux, director del CERA que fue también el director de la jornada.

Una nueva cita para la 4ª edición en 2026 está ya fijada. Las mañanas del CERA continúan en el local de la ECF (transmitidas por Zoom mediante inscripción).

Jérôme Lecaux

 

[1] ALLIO D. : Attention a peur ! – Conversations avec la famille d’un jeune autiste, Imago, 2023

3ª jornada del CERA, ¿Autismo para todos?

3eme journée du CERA, « L’autisme pour tous ? »

Le 23 mars 2024 a eu lieu la 3eme journée du CERA au palais des congrès de Paris Versailles à Issy-les-Moulineaux sous le titre « L’autisme pour tous ? ».

Nous avons eu le plaisir d’accueillir 530 personnes en présence pour des travaux cliniques et théoriques ainsi que les témoignages saisissants de Mireille Battut, la présidente de «La main à l’oreille» et de Anne-Cécile Nackaerts qui a participé au livre de Déborah Allio consacré à Briac, son fils autiste[1]. Au cours de la journée quatre cas cliniques ont été discutés de façon approfondie par deux discutants auxquels s’est ajouté Éric Laurent qui a été notre fil rouge des cas de la journée. Il a notamment souligné les capacités de langage très élaborées dont un sujet autiste faisait preuve, maniant le secret et l’injure d’une façon particulière, alors même qu’il se présentait avec des grandes difficultés de socialisation et des acquis scolaires précaires. Les discussions ont permis de montrer combien les sujets autistes sont des travailleurs décidés pour améliorer leur rapport au monde et mieux réguler la jouissance qui les envahit. Le début d’après-midi a donné lieu à l’exposé des travaux de recherche d’Éric Laurent qui portait sur « la non-réson et la topologie dans lalangue autiste » et de Jean-Claude Maleval. La contribution de ce dernier dont le travail portrait sur le cas d’Albert Einstein a permis par un argumentaire solide qui illustrait bien la rigueur clinique de la démarche analytique de réfuter son supposé autisme régulièrement repris sur les réseaux sociaux. Le texte de Jean-Claude Maleval a été lu, comme il nous y avait invités, puisque son empêchement par un cas de force majeure nous a privés au dernier moment de sa présence. Yves-Claude Stavy a accepté de le remplacer pour une fructueuse discussion des deux textes.

Introduite par la présidente de l’ECF, Anaëlle Lebovits-Quenehen, qui a donné une perspective politique forte à notre orientation, la journée s’est conclue par un mot de Jérôme Lecaux, directeur du CERA qui fut également le directeur de la journée.

Rendez-vous est d’ores et déjà donné pour 2026 pour la 4eme édition. Les matinées du CERA se poursuivent au local de l’ECF (transmises par Zoom sur inscription).

Jérôme Lecaux

 

[1] ALLIO D. :  Attention a peur ! – Conversations avec la famille d’un jeune autiste, Imago, 2023

Mental n°48 – L’impuissance des pères

Mental n°48 – L’impuissance des pères

Résumé :

Ce nouveau numéro de Mental explore les multiples résonances de la figure du père aujourd’hui, pour montrer l’usage qu’en font au quotidien les analysantes et analysants qui inventent dans le dispositif analytique une manière de se servir de leur version du père.

Présentation :

Où sont les pères ? C’est la question qui court sur toutes les lèvres ces derniers mois, des plateaux de télévision consacrés au proliférant thème de la parentalité aux discours psychologisants, politiques ou sociologiques visant à expliquer les récentes émeutes dans les quartiers populaires : Les pères des quartiers difficiles sont des adultes défaillants. Les pairs sont tout puissants et les pères trop absents. Il n’y a plus de pères, ne subsistent que des papas. Surgit alors la ribambelle des pères dits « démissionnaires », ceux qui sont « écrasés par leur travail », les pères « humiliés », les « laxistes », les papas « poules » ou ceux qui font « copain-copain ».

À l’autre bout de l’échiquier, se tiennent pourtant les pères « toxiques », les pères « sévères », « abusifs » et « violents », tous les tenants d’un système qui reposerait sur la domination des hommes, du père au maître, condensé dans ce signifiant qui marque notre époque et désigne son insupportable, le patriarcat. Sans oublier ses pires incarnations, avatars grimaçants de petits pères des peuples qui se dressent avec leurs gesticulations à la tête de plus en plus de nations aujourd’hui.

Comment saisir un tel paradoxe ? Ce père dont on avait, comme Dieu, prédit la mort, serait-il un phénix ne cessant de renaître de ses cendres ? Ou faut-il voir dans ce saut d’un extrême à l’autre, du pas assez au trop de père, les deux faces d’une même médaille où la figure paternelle serait rendue d’autant plus consistante qu’on ne cesserait de la vilipender ?

Ce sont ces questions que nous avons mis au travail dans ce nouveau numéro, orientés par une lecture de notre époque dont la langue bruisse dans nos institutions et entre les murs de nos cabinets, et par le tout dernier enseignement de Lacan, au-delà du père freudien, et dans lequel le père devient un signifiant quelconque qui peut contribuer à orienter sa vie.

Points forts :

  • Des morceaux choisis du dernier congrès européen de l’Eurofédération de psychanalyse, Pipol XI, « Clinique et critique du patriarcat »résonances de la figure du père dans la culture et la civilisation, et présentations cliniques sur la question de l’usage du père par des praticiens exerçant dans toute l’Europe.
  • Des textes d’analystes sur le tout dernier enseignement de Lacan et la façon dont il dépassa la version freudienne du père symbolique pour montrer son usage au-delà de l’Œdipe, sans céder pour autant sur la nécessité de faire lien autrement qu’avec la référence au père universel.
  • Deux entretiens avec deux grands intellectuels, l’ethnologue Pierre Lemonnier, sur les multiples valences des rituels d’initiation des garçons par des figures paternelles chez les Baruya, en Papouasie-Nouvelle Guinée. Et la romancière Gwenaëlle Aubry, qui n’a de cesse de dépasser le récit autobiographique et la marque du père pour montrer la possibilité d’accueillir l’autre en soi.
  • Une rubrique consacrée aux derniers ouvrages théoriques et littéraires sur la question, ainsi que sur l’écho du thème dans la culture.

 

SOMMAIRE

Éditorial

 Virginie Leblanc-Roïc, Où sont les pères ?

 Clinique et critique du patriarcat :

 Jacques-Alain Miller, Le père devenu vapeur

Guy Briole, Se réinventer

Guy Poblome, « Rejoindre à son horizon la subjectivité de son époque »

Christiane Alberti, Résonances de la critique du patriarcat outre-Atlantique

Éric Laurent, Le père, contingent ou nécessaire ?

Clotilde Leguil, Patriarcat et énigme de la soumission

Gérard Wajcman, Du père au father

Camilo Ramírez, Les nouveaux rêves de réveil absolu

Olena Samoilova, Sans bénédiction

Chahla Chafiq, Religieux, politique et patriarcat : l’exemple iranien

 Usages et mésusages contemporains du père :

Céline Poblome-Aulit, De l’obscure autorité à l’escapade

Thomas Van Rumst, Ce qui reste

Dalila Arpin, Félix m’a adopté

Araceli Teixidó, Le patriarcat à la place des mots manquants

Isabelle Orrado, Le regard du père,

Matteo De Lorenzo, Il fait le fou !

Xavier Gommichon, Un pédagogue hors pair

 Rencontre avec Pierre Lemonnier :

 La fabrique des pères

 É-pater :

 Laurent Dupont, Le géniteur, le père, et l’é-pater

Dominique Laurent, La contingence des exceptions

Maurizio Mazzotti, Exceptions délimitantes

Jacqueline Dhéret, La solitude du signifiant-maître

Alexandre Stevens, La position du plus-un

Jean-Claude Encalado, La place du père dans le droit civil

 Le père en réson :

 Aurélie Pfauwadel, Féminisme et « patriarcat » des frères

Amelia Barbui, L’Italie, bouillon de culture naturelle pour un totalitarisme fluide

Francesca Biagi-Chai, Ce que la psychanalyse enseigne sur les féminicides

Jocelyne Huguet Manoukian, Quand le Père Noël fait symptôme

Philippe Lacadée, Non de dieu, papaoutai

  Rencontre avec Gwenaëlle Aubry :

 « La tribu de l’enfance fait confiance à la langue »

 Mi-lire :

Virginie Leblanc-Roïc, Constance Debré, tout contre le nom du père

Mercedes de Francisco, Les « inclinations » du père

Sophie Charles, Gérard Garouste ou refuser l’héritage des pères

Clémence Coconnier, « Tuer des lions »

Dominique Grimbert, Lucia Joyce, folle fille de son père, d’Eugène Durif

Tetiana Tsvelodub, Joyeux anniversaire, Papa !

Christina Simandirakis, Mes veines sur le côté